Los cerros tutelares del valle se hicieron presente en el trascendental partido del Uní Uní, frente al Chago, y parecían serios, preocupados al igual que las más de dos mil personas presentes en el Javier Muñoz Delgado.
Y se justificaba el nerviosismo. Era un duelo como los de antes de vida o muerte. Así lo entendió el once sanfelipeño que salió a buscar el partido desde el primer minuto. Antes de los 15 minutos se registraban llegadas prometedoras del gol, pero al igual que en partidos anteriores se fallaba en la puntada final, y ; cuando se apuntaba al arco surgió la figura del arquero bohemio ahogando el grito de gol, mientras la hinchada seguía alentando con gritos y cánticos, «cantamos porque el grito no es bastante» ( M. Bendetti).
Intensidad es la palabra que resume la primera etapa, con los locales buscando, especialmente por las bandas, donde destacaba la figura de Vergara, que ganó permanentemente sus duelos. El Morning insinuó cierto peligro cuando los rojiblanco se enredaron en algún rechazo o por algún desacierto referil.
En la segunda etapa el cuadro local mostró la misma disposición: atacar en busca de la apertura de la cuenta, para ello se volcó sobre el arco norte, y como «el que busca encuentra» dice el texto sagrado, la apertura llegó en el minuto 61, un centro de la derecha, como los del recordado Poroto Núñez, encontró la cabeza, esta vez de Cuéllar y el grito de desahogo estremeció al Colunquén y La Giganta. Imposible no recordar el gol de Graffigna una tarde de diciembre del año 1971.
Pocos minutos después: minuto 68, un nuevo centro desde la izquierda, luego de una hermosa jugada, fue impactado por el botín de Sergio Vergara, y a cobrar. Era el 2 a 0.
Unión San Felipe no bajó la intensidad del juego y siguió buscando, mientras el reloj corría lentamente y la barra seguía alentando.
Los versos de Benedetti cobraban absoluto sentido: «cantamos porque el sol nos reconoce y porque el campo huele a primavera»
Esta vez el once unionista puso «toda la sangre toda» , mientras «todas las voces todas» hacían escuchar el Uní Uní hasta el infinito y más allá.
Ofiuco
Fuente imagen: primerabchile.cl
