El viernes de la semana pasada tuve la oportunidad de ver, a través de TVN, La última tentación de Cristo. Película dirigida por Martin Scorsese, quien fuera nominado al Oscar en 1989 por esta cinta que hoy en día es considerada de culto. Protagonizada por Willem Dafoe en el rol de Jesús, Bárbara Hershey en el papel de María Magdalena y David Bowie interpretando a Poncio Pilato. La película funciona como un rayo luminoso en medio de la tormenta y nos envuelve en múltiples colores y sonidos que atrapan al espectador de turno. En lo personal la encontré fantástica, frenética, acaso un video clip que a nadie deja indiferente. Su puesta en escena es cambiante, rítmica, acelerada, generando choques de pensamientos, prejuicios e ideas, porque no estamos acostumbrados a ese Jesús rebelde, peleador y contradictorio que se mueve entre el sentimiento de culpa y el amor. Un Jesús que hace milagros con escupo y tierra, que pelea con demonios en su cabeza, y se pasea por las calles de Galilea con aires de divo y pinta de rockstar. Pero él está llamado a la santidad, a salvar al mundo y así lo hace. Al menos lo intenta, en medio de cuestionamientos, miedos, llantos e ironía. Un Jesús humano y divino, carnal y espiritual. A momentos engreído, prepotente y un tanto salvaje, aunque en otros es un ángel, un átomo de luz, una brisa de primavera que brilla en la pantalla de la TV.
La película se torna notable cuando Jesús está en la cruz y tiene una última tentación. Una joven, la cual se hace llamar ángel de la guarda de Jesús, le comunica que, si bien es el hijo de Dios no necesariamente es el Mesías y que Dios está complacido con él y desea que sea feliz y podría bajarse de la cruz y vivir como cualquier mortal. A Jesús le gusta la idea y ella -invisible ante los demás- lo baja y lo lleva hasta María Magdalena, con quien se casa. Viven una vida feliz, pero cuando ella muere, Jesús es consolado por su ángel y pasa a formar una familia con María y Marta, las hermanas de Lázaro. Ya mayor, Jesús se encuentra con Pablo apóstol, predicando sobre el Mesías e intenta decirle que él es el hombre de quien está predicando. Pablo lo repudia, diciendo que, aunque Jesús no hubiera muerto en la cruz, su mensaje era la verdad, y nada le impediría proclamarlo, pues la enseñanza de Jesús no se representaba en sus acciones sino en el mensaje que transmitía su Ser. Jesús lo enfrenta, asegurando que la salvación no puede basarse en mentiras.
Casi al final de su vida, con Jerusalén en medio de la rebelión contra los romanos, un Jesús moribundo llama a sus antiguos discípulos a su lecho. Cuando llega Judas, revela que el ángel guardián de Jesús es en realidad Satanás, quien lo engañó haciéndole creer que no tenía que entregarse para salvar al mundo. Arrastrándose de regreso a través de la ciudad en llamas, Jesús llega al lugar de su crucifixión y le ruega a Dios que le permita cumplir su propósito, diciendo “¡Quiero ser el Mesías!”. Entonces Jesús se encuentra nuevamente clavado en la cruz, superando la última tentación de escapar de la muerte, casarse y formar una familia, y el consiguiente desastre que, en consecuencia, habría abarcado la humanidad. Jesús clama “¡Todo está cumplido!”, y muere. Esta última escena crea un debate sobre si Dios hace retroceder el tiempo o si toda la historia de la última tentación (desde que Jesús se baja de la cruz) es un sueño que concluiría cuando despierta y se da cuenta de que él es el Mesías. Esta última teoría se sustenta a raíz de las declaraciones del guionista Paul Schrader quién dijo: “No es Dios quien nos ha creado, sino que somos nosotros, a través de nuestro esfuerzo, quienes creamos a Dios. Jesús, de hecho, estaba creando a Dios”.
Esta película, basada en la novela del escritor griego Nikos Kazantzakis (quien fuera excomulgado por la Iglesia Ortodoxa Griega en 1955) fue estrenada hace 36 años y de inmediato causó revuelo por la controvertida forma en que cuenta la historia de Jesús de Nazaret. En esa época fue acusada de blasfemia, siendo censurada durante varios años en Turquía, Perú, México, Chile y Argentina. En nuestro país fue prohibida hasta el 2003, año en que se estrenaría en la TV abierta.
Para finalizar diremos que esta película nos muestra un Jesús mediante el cual nos sentimos identificados, porque es humano y se cae y se levanta como cualquiera de nosotros. Porque a todos nos gustan los placeres, la buena vida. Somos vanidosos, superficiales, envidiosos, ególatras. A veces somos buenos y en otras, malos. Deseamos ser multimillonarios como Elon Musk (aunque muchas y muchos dicen rebelarse contra el sistema). Pero también amamos la santidad y a veces deseamos ser como San Pío, o sor Teresa de Calcuta. Pero esa es la esencia de todo ser humano, las contradicciones nos construyen generando un ser complejo y único entre las especies. Y sólo Dios, en su imaginario, se atrevió a crearnos e insertarnos en un mínimo punto del espacio. Al perecer su invento funcionó. Esperaremos qué sucede en el futuro.
Marco López Aballay
-Escritor-
