Cápsula 4

“Si no puedes contra ellos, únete a ellos”. Pero únete sin olvidar tus principios. La IA no tiene ética, pues los juicios morales son materia humana.
La IA llegó para quedarse y podemos despotricar en su contra, pero no podemos apartarnos completamente de sus efectos, pues equivaldría a volverse un ser ermitaño.
Remóntate en el tiempo, hace quince, o diez años. Quizás miraste por encima del hombro a las nuevas tecnologías de esa época, y hoy, tu negocio funciona con boletas y facturas electrónicas. Es probable que la tecnología no te diera confianza para hacer compras en línea, y hoy ¿podrías tirar la primera piedra afirmando que nunca has hecho pagos online? Quizás miraste con desprecio el uso de las redes sociales, las mismas que hoy utilizas. Es probable que al salir de tu casa te asegures de llevar además de las llaves, y la billetera, tu celular, pues “lo necesitas”. Y así como te sabes tu RUT de memoria, también recuerdas tu clave única, pues es tu llave de acceso a muchos trámites estatales.
Sí, la sociedad cambió, y la IA la está cambiando mucho más, y continuará haciéndolo. No sabemos si traerá más beneficios que perjuicios, sin embargo, somos parte de esta sociedad y así, como hoy estás leyendo estas líneas en un dispositivo electrónico, con conexión a Internet, algo que era impensable en tu infancia, quizás tampoco puedas imaginar cómo será el mundo cuando tus hijas/os o nietos/as sean adultos.
Mi postura es que, es mejor aprender de qué se trata la IA, conocer sus alcances actuales no sólo desde la teoría, sino también en la práctica. Lo que tú hagas con ella no depende de ella, sino de ti, de tu ética humana.
J.S.A.
Fuente imagen: grupotx.com