Nuestra piel es el órgano más grande del cuerpo y actúa como una barrera protectora frente al sol, la contaminación y los cambios del clima. Además, refleja nuestro estado de salud y bienestar.
Cuidarla no es solo cuestión de estética, también es prevención. Una rutina básica puede marcar la diferencia: limpiar para eliminar impurezas, hidratar para mantenerla suave y protegida, y aplicar protector solar todos los días para prevenir el envejecimiento prematuro y daños más serios como el cáncer de piel.
El cuidado de la piel es también un acto de amor propio. Dedicar unos minutos al día a nuestra rutina nos ayuda a sentirnos mejor, más frescos y seguros. Invertir en la salud de nuestra piel es invertir en nosotros mismos.
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Fuente imagen: consalud.es
